Esta receta que tengo hecha desde hace mucho tiempo, tenia muchas ganas de enseñarla, es una de las recetas más fáciles que se pueden hacer pero de las más ricas que se pueden comer.
Ahora que hay tomates rojos jugosos y buenos ó en invierno que los tomates no son tan ricos se puede hacer y siempre sale rica.
Incluso es una receta ideal para aprovechar esos tomates que se nos van quedando y no sirven para ensaladas, también congela muy bien por lo tanto se puede hacer en cantidad y guardar la mitad para otra ocasión.
Una sopa típica de Sevilla con ese toque de hierbabuena que hace que toda la casa huela a gloria bendita.
Pongo los ingredientes y la elaboración aunque repito que no puede ser más fácil.
Ingredientes para 4 personas:
1 Kg. de tomates rojos
1 cebolla
2 dientes de ajo
2 pimientos verdes grandes
1 rama grande de hierbabuena
1 pastilla de caldo de pollo o de verduras
1 gota de vino blanco Manzanilla
8 huevos pequeños
Sal y pimienta
Lo primero que tenemos que hacer es pelar los tomates y trocearlos en pedazos regulares, reservar.
En una sartén amplia ponemos un poquito de aceite de oliva y las ajos y cebolla cortados en juliana fina, rehogamos hasta que se ponga transparente.
Seguidamente ponemos el pimiento troceado y seguimos rehogando
Cuando las verduras hayan perdido el orgullo se les ponen los tomates troceados y se revuelve todo bien.
Ponemos la pastilla de caldo, a mi me gusta de pollo, la pimienta molida y la rama de hierbabuena
Se mezcla todo, se añade una pizca de Manzanilla y se deja hacer a fuego lento tapado hasta que el tomate esté bien frito pero caldoso. Si hace falta se rectifica de sal.
Sacamos los huevos del frigorífico cuando empezamos a cocinar para que no estén demasiado fríos. Se pueden poner dos pequeños ó uno grande por comensal. La diferencia es palpable pero para una ración dos de los grandes sería excesivo, al menos para mi y además estos eran de dos yemas.
En la misma sartén de la sopa de tomate vamos poniendo los huevos para escalfarlos dentro con la sartén tapada hasta que cambien de color procurando que no se cuezan y la yema quede liquida.
Mientras en un plato hondo ponemos unas rodajas de pan finitas, la sopa de tomate tradicional lleva el pan cocido dentro de la sopa pero para mi queda demasiado pesada y no me gusta, prefiero medir la ración de pan fuera de ella y que se empape en el plato, pero eso va en cuestión de gustos.
Servimos la sopa encima del pan muy caliente y adornamos con unas ramitas de hierbabuena
Solo queda dejar reposar un par de minutos para que empape el pan y comerla con cuidado de no quemarnos.
Esta exquisita y así es muy ligera